Las
Escuelas son para Todos.
RESUMEN Este artículo
trata de poner de manifiesto los cambios que deberían darse en las
escuelas, para que cualquier niño encuentre en ellas una respuesta
educativa acorde a sus necesidades, con independencia de su condición física,
personal o social. Con esta
finalidad, nos hemos centrado en la nueva concepción de escuela que
propone el movimiento anglosajón de escuelas
inclusivas, que en nuestro contexto hace referencia a las
denominadas escuelas compresivas, eficaces o integradoras. Desde esta
perspectiva, analizamos qué es la inclusión, cuáles son las características
de las aulas inclusivas, así como las decisiones y estrategias que los
equipos docentes tendrían que tener en cuenta, para que las escuelas
puedan adentrarse en procesos de innovación educativa, que, desde un
enfoque de trabajo institucional-transformador, den respuesta a la
heterogeneidad de los alumnos que componen la comunidad educativa. INTRODUCCIÓN Si queremos
que las escuelas sean para todos, se hace necesario que los sistemas
educativos aseguren que todos los alumnos tengan acceso a un aprendizaje
significativo. El
movimiento de la integración escolar ha dado lugar al desarrollo de
todo una política integradora, tanto en el contexto internacional, como
en el nuestro en particular. Si bien es verdad que este movimiento ha
reflejado el intento inicial de cuestionar y rechazar la segregación y
el aislamiento en el que se veían inmersos las personas con
discapacidades, en numerosos marcos de la educación general la
asistencia educativa dada a estos sujetos quizás no haya sido la más
adecuada ni integradora. Probablemente, el modelo de escuela existente
en ese momento tampoco lo permitía. La integración,
por tanto, no ha cubierto en su totalidad los objetivos que pretendió
desde sus inicios. Aunque ha abierto la posibilidad de que los alumnos
con discapacidades se incorporen al sistema ordinario de educación, no
podemos decir que haya cubierto su finalidad última: que cada alumno
reciba una educación acorde a sus necesidades en la escuela de su
barrio, junto a sus hermanos y amigos, y en su contexto social. No se
entienda de estas palabras que la integración no ha sido positiva. Lo
ha sido y ha supuesto un cambio muy importante en el panorama educativo
de la Educación Especial. Lo que queremos indicar es que a pesar de los
beneficios y cambios que ha propiciado, hay todavía condiciones a
mejorar y cambiar, si no queremos que se tenga, por parte de muchos
profesores y desde la percepción de la autoestima de los propios
alumnos, un sentimiento de fracaso. El proceso integrador, como modelo educativo, necesita una importante revisión, que revierta en procesos de cambio e innovación en los centros escolares. Y máxime cuando la propuesta de la LOGSE (1990), que está dando lugar a la reforma del sistema educativo en nuestro país, da por finalizada la integración como tal, y propone una modelo de escuela diferente en el que tengan acogida y respuesta educativa todos los alumnos, sean cuales fueren sus características personales, psicológicas o sociales. Estamos,
pues, en un momento en el que es necesario que se busquen nuevas
estrategias para educar más eficazmente a todos los estudiantes, lo que
específicamente ha conducido a que aparezcan nuevas movimientos
dirigidos al cambio de la concepción de la escuela, enmarcados bajo
denominaciones tales como escuela "compresiva", escuelas
"eficaces" o escuelas "inclusivas". Estas distintas
denominaciones, planteadas desde enfoques diferentes de trabajo, pero
con numerosos puntos en común, pretenden una escuela más eficaz y una
educación lo más humana posible, para cada uno de los estudiantes que
acuden a ella, con independencia de si tienen o no discapacidades, o
pertenecen a una cultura, raza, o religión diferente. Queremos
centrarnos en el presente trabajo en el movimiento anglosajón
denominado escuela inclusiva.
Si bien la situación de segregación en los centros específicos, en
que se aún se encuentran muchos sujetos con discapacidades en estos países,
no es acorde a la situación que en la actualidad tenemos en España, en
nuestra opinión esta experiencia puede proporcionarnos algunas ideas
para el cambio que es necesario que se produzca en nuestro país, si
queremos que las escuelas sean para todos verdaderamente. El modelo de cambio que propician las escuelas inclusivas, constituye un proceso de innovación educativa, puesto que pretende la reconstrucción de la escuela desde un enfoque institucional-transformador. Desde esta perspectiva, se podrían buscar propuestas de trabajo que dieran respuesta a la heterogeneidad de los alumnos escolarizados en ella. 1. Integración versus Inclusión El término
inclusión está siendo adoptado en el contexto internacional (Estados
Unidos, Canadá, Reino Unido) con la intención de dar un paso adelante
respecto a lo que ha supuesto el planteamiento integrador hasta hora.
Las razones que justifican este cambio serían: 1) El
concepto de inclusión comunica más claramente y con mayor exactitud,
que todos los niños necesitan estar incluidos en la vida educativa y
social de las escuelas del barrio, y en la sociedad en general, no únicamente
dentro de la escuela ordinaria. 2) El término
integración está siendo
abandonado, ya que implica que la meta es integrar en la vida escolar y
comunitaria a alguien o a algún grupo que está siendo ciertamente
excluido. El objetivo básico de la inclusión es no dejar a nadie fuera
de la escuela ordinaria, tanto educativa, física como socialmente. 3) La atención
en las escuelas inclusivas se centra en cómo construir un sistema que
incluya y esté estructurado para hacer frente a las necesidades de cada
uno de los alumnos. No se asume que las escuelas y aulas tradicionales,
que están estructuradas para satisfacer las necesidades de los llamados
"normales" o la mayoría, sean apropiadas y que cualquier
estudiante deba encajar en lo que ha sido diseñado para la mayoría.
Por el contario, la integración de estos alumnos lleva implícita que
realmente estén incluidos y participen en la vida académica. De aquí,
la responsabilidad del equipo docente de la escuela, ya que tiene que
acomodar ésta a las necesidades de todos y cada uno de sus alumnos. 4) Asimismo,
hay un cambio con respecto al planteamiento de ayudar sólo a
estudiantes con discapacidades. El interés se centra ahora en el apoyo
a las necesidades de cada miembro de la escuela. Estos
cambios deberían llevar a los alumnos, profesores y padres a modificar
su perspectiva sobre la escuela, puesto que el problema o dilema ante el
que estamos, ya no es cómo integrar a algunos alumnos con necesidades
educativas especiales, sino cómo desarrollar un sentido de comunidad y
apoyo mutuo que fomente el éxito entre todos los miembros de la
escuela. Es decir, estaríamos ante un grupo de individuos que han
aprendido a comunicarse honestamente, desarrollando un compromiso
significativo entre ellos. Las escuelas
inclusivas enfatizan, así, el sentido de la comunidad, para que en las
aulas y en la escuela todos tengan sensación de pertenencia, se sientan
aceptados, apoyen y sean apoyados por sus iguales y otros miembros de la
comunidad escolar, al tiempo que se satisfacen sus necesidades
educativas. En las
comunidades inclusivas, los talentos de cada uno, incluyendo los de
aquellos con profundas discapacidades, superdotación o comportamientos
distorsionadores, son reconocidos, fomentados, y utilizados al máximo.
Cada persona es un miembro importante y valioso con responsabilidades y
con un papel que desempeñar para apoyar a los demás, lo que ayuda a
fomentar la autoestima, el orgullo en los logros, el respeto mutuo y un
sentido de pertenencia y valía entre los miembros de la comunidad. Esto
no podría ocurrir si ciertos estudiantes siempre recibieran y nunca
dieran apoyo. Otro aspecto
considerado por la educación inclusiva es que en las escuelas donde los
estudiantes, padres y educadores no establecen amistades, compromisos y
lazos entre ellos (es decir, donde hay una ausencia de comunidad), hay
un aumento de problemas con una disminución de logros, abandono de
estudiantes, abuso de drogas y una actividad de bandas. Esta falta de
comunidad es el reflejo de una sociedad cada vez más urbana, compleja y
despersonalizada. Para
restablecer un sentido de comunidad, los educadores y los líderes
comunitarios, en algunas escuelas grandes e impersonales en los Estados
Unidos y en otros países, donde se encuentran con frecuencia los
problemas indicados, han empezado a dividir sus escuelas en unidades más
pequeñas, con su propio director, su profesorado, sus estudiantes y su
propia identidad. La idea es organizar escuelas más pequeñas donde los
profesores y alumnos tengan más posibilidades de interactuar. También
hay un interés para que estas escuelas lleguen a ser centros de las
actividades comunitarias en que participen padres y miembros de la
comunidad. Para formar lazos y amistades y crear instituciones más
personalizadas y sensibles, la gente necesita estas oportunidades de
comunicarse entre sí a nivel personal. Otra
peculiaridad de las escuelas inclusivas es que los alumnos, clasificados
tradicionalmente con severas y profundas discapacidades, son incluidos
en las aulas ordinarias a través del uso de "círculos de
amigos" y otros enfoques centrados en "conectar"
estudiantes y profesores a través de amistades y relaciones. Estos
esfuerzos tienen la finalidad de que toda la escuela desarrolle un mejor
sentido de comunidad. El moverse
hacia escuelas inclusivas puede tener varias ventajas sobre los enfoques
tradicionales que tratan de ayudar a los estudiantes con discapacidades
o desventajas "para encajar en la escuela ordinaria". Una
ventaja es que todos se benefician de que las escuelas inclusivas se
centren en desarrollar escuelas comunitarias de apoyo y cuidado para todos los estudiantes, más que en seleccionar categorías de
estudiantes. Algunos padres y educadores han encontrado difícil motivar
al personal escolar y a los miembros de la comunidad para reestructurar
las escuelas de forma que beneficien a un estudiante o a una categoría
seleccionada de estudiantes. Centrarse en el desarrollo de escuelas
comunitarias inclusivas evita este problema al dar a cada uno una razón
para participar. Todos los niños se benefician cuando en su propia
escuela, y en las de su alrededor, se desarrolla un sentido de
comunidad, es decir, cuando la educación es sensible y responde a las
diferencias individuales de cada miembro de la escuela. Una segunda
ventaja es que todos los recursos y esfuerzos del personal escolar
pueden ser usados para asesorar necesidades instructivas, adaptar la
instrucción y proporcionar apoyo a los estudiantes. En el modelo de
integración, los niños con discapacidades pasaban mucho tiempo fuera
del aula recibiendo apoyo. En las escuelas inclusivas ningún alumno
sale del aula para recibir apoyo, sino que el apoyo se recibe dentro del
aula, lo que exige que los recursos estén en la misma y los profesores
de apoyo realicen una importante tarea de coordinación con el profesor
tutor. Además, los
recursos valiosos y el tiempo no se gastan en clasificar, etiquetar y
tomar decisiones sobre el emplazamiento. Los profesores tutores y los de
apoyo pueden centrarse en proporcionar a cada estudiante respuestas
educativas apropiadas y desafiantes adaptadas a sus necesidades y
capacidades. Otra ventaja
es la de proporcionar apoyo social e instructivo a todos los
estudiantes. Ello obedece a que a veces hay alumnos que, por distintas
causas, carecen de un apoyo familiar fuerte, debido a los cambios en la
estructura de la familia y a la movilidad en una sociedad cada vez más
compleja. La presión de las drogas, la aparición de bandas cada vez
mayor, suicidios y el aumento de rupturas familiares aumentan la
necesidad de un sentido de pertenencia y necesidad de aceptación. Las
escuelas inclusivas tienen, pues, como objetivo proporcionar este apoyo
y asistencia, ya que se centran en construir la interdependencia, el
respeto mutuo y la responsabilidad. Primero, es
una actitud, un sistema de valores y creencias, no una acción ni un
conjunto de acciones. Una vez adoptada por una escuela o por un distrito
escolar, debería condicionar las decisiones y acciones de aquellos que
la han adoptado. La palabra incluir
significa ser parte de algo, formar parte del todo. Excluir,
el antónimo de incluir,
significa mantener fuera, apartar, expulsar. Estas definiciones empiezan
a servir de marco para el creciente movimiento de construcción de las
escuelas inclusivas. El mismo significado de los términos inclusión
y exclusión nos ayuda a
entender la educación inclusiva. Pearpoint y
Forest (1992) describen los importantes valores subyacentes en una
escuela inclusiva, como son: los de aceptación, pertenencia y
comunidad, las relaciones personales, la interdependencia además de la
independencia, y la consideración de los profesores y los padres como
una comunidad de aprendizaje. Una escuela inclusiva ve a todos los
alumnos como capaces de aprender y anima y honra todos los tipos de
diversidad, como una oportunidad para aprender sobre lo que nos hace
humanos. La inclusión
se centra, pues, en cómo apoyar las cualidades y las necesidades de
cada uno y de todos los estudiantes en la comunidad escolar, para que se
sientan bienvenidos y seguros y alcancen el éxito. Otra asunción que
subyace en las escuelas inclusivas es que la buena enseñanza es la
buena enseñanza, que cada niño puede aprender si se le ofrece el
entorno adecuado, se le anima y se le proporciona unas actividades
significativas. Las escuelas inclusivas basan, por tanto, el curriculum
y las actividades diarias de aprendizaje en todo aquello que se conoce
sobre la buena enseñanza y el buen aprendizaje. Stainback y
Stainback (1992) definen una escuela inclusiva como aquella que educa a
todos los estudiantes dentro de un único sistema educativo, proporcionándoles
programas educativos apropiados que sean estimulantes y adecuados a sus
capacidades y necesidades, además de cualquier apoyo y ayuda que tanto
ellos como sus profesores puedan necesitar para tener éxito. Pero una
escuela inclusiva va más allá de todo esto, ya que es un lugar al que
todos pertenecen, donde todos son aceptados y son apoyados por sus compañeros
y por otros miembros de la comunidad escolar para que tengan sus
necesidades educativas satisfechas. Uno de los
rasgos esenciales de una escuela inclusiva es el sentido cohesivo de
comunidad, la aceptación de las diferencias y la respuesta a las
necesidades individuales. Bajo esta perspectiva de trabajo, los apoyos
se organizan y son recibidos dentro del aula, por las consecuencias
negativas que se ha comprobado que ocasionan. Entre ellas, podemos
destacar según Sapon-Shevin (1994): ·. El
mensaje "si eres distinto debes marcharte", puede hacer que el
sentimiento de seguridad en el aula que tiene el niño se tambalee. ·. Sacar a
niños que son identificados públicamente como diferentes hace más difícil
promover la educación multicultural y una respuesta positiva ante las
diferencias. ·. Las
comunidades cohesivas requieren una comunicación abierta sobre las
diferencias. Si las diferencias no se discuten abiertamente, se puede
crear un clima de desconfianza y de alienación. ·. El ir y
venir de los niños puede interrumpir el discurrir de la clase y
dificultar la tarea de los profesores para establecer un grupo cohesivo. ·. Sacar a
los niños del aula normal para que puedan satisfacer sus necesidades
especiales pone en entredicho el sentimiento de los profesores de verse
a sí mismos como responsables o capaces de enseñar a un grupo diverso. Es
importante enfatizar que movernos hacia la inclusión y aceptarla supone
un proceso, que implica cambios en la filosofía, el curriculum, la
estrategia de enseñanza y la organización estructural. Tales cambios
no sólo afectan a los niños clasificados como
"discapacitados", sino que van más allá del alcance de lo
que tradicionalmente ha sido considerado como educación especial. La inclusión
es, consiguientemente, lo opuesto a la segregación y al aislamiento. Si
volvemos la vista atrás, recordaremos cómo la educación especial ha
creado un subsistema segregado, del que se ha extraído un fuerte
mensaje de que estos alumnos, debido a la alta especialización que
requerían para ser atendidos, no "encajaban" en el sistema
ordinario de la educación. Hoy en día,
la creciente diversidad de alumnos en nuestro sistema educativo es un
importante tema de debate y preocupación. Entre las diferencias se
encuentran la lengua, la cultura, la religión, el sexo, la
discapacidad, la preferencia sexual, el estado socioeconómico, el marco
geográfico y muchas más. que denotan la multiculturalidad existente en
la escuela. Pero, frente
a esta realidad, a menudo, encontramos que la diversidad es entendida
como un problema, más que como una maravillosa oportunidad de aprender
sobre la variedad de vida de otras personas, y también sobre lo que
significa ser humano. A nuestro juicio, ser incluido, valorado y
respetado por quien uno es en un mundo diverso y plural por naturaleza. 3. Características de las aulas inclusivas
Una vez
definida qué es la escuela inclusiva, vamos a centrarnos en enunciar
aquellos aspectos que la caracterizan. Partiremos, para ello, de la
consideración del aula como unidad básica de atención organizada
heterogéneamente, donde los profesores y los estudiantes se ayudan unos
a otros. Siguiendo a
Stainback y Stainback (1992), algunas de las características de las
aulas inclusivas son: * Filosofía
del aula Las aulas
inclusivas asumen una filosofía bajo la cual todos los niños
pertenecen y pueden aprender en el aula ordinaria, al valorarse en ella
la diversidad; postula que la diversidad fortalece a la clase y ofrece a
todos sus miembros mayores oportunidades de aprendizaje. Desde este
presupuesto, considera que la escuela debe valorar las diferencias como
una buena oportunidad para la mejora del aprendizaje. * Reglas
en el aula. Dentro de
las reglas de un aula inclusiva, los derechos de cada miembro son
intencionalmente comunicados. Por ejemplo, en la pared de una clase
inclusiva podemos encontrar un poster con la siguiente regla:
"Tengo el derecho de aprender de acuerdo con mi propia capacidad.
Esto significa que nadie me insultará por mi forma de aprender."
Otra regla es: "Tengo el derecho de ser yo mismo en esta habitación.
Esto significa que nadie me tratará injustamente por mi color, por ser
gordo o delgado, alto o bajo, chico o chica o por mi apariencia."
Estas reglas deberían reflejar la filosofía de un trato justo e
igualitario y un respeto mutuo entre los alumnos, además de entre otros
miembros de la escuela y de la comunidad. *
Instrucción acorde a las características del alumno. En las aulas
inclusivas, se proporciona apoyo a los alumnos para ayudarles a
conseguir con éxito los objetivos del curriculum apropiado. No se
espera que los estudiantes consigan un curriculum de aula predefinido y
standard que no tenga en cuenta la diversidad de sus características y
necesidades. El curriculum de educación general se ajusta y/o expande,
cuando es necesario, para satisfacer sus necesidades. * Apoyo
dentro del aula ordinaria. Los
servicios y la ayuda se proporcionan en un marco educativo general e
integrado para los estudiantes en aulas inclusivas. Si un estudiante
necesita ciertos tipos de modificaciones instructivas, o técnicas
especializadas para tener éxito educativa o socialmente, éstas se
proporcionan en el aula de educación general. Esto significa que en vez
de llevar al alumno al servicio de apoyo, éste es traído a él. La
atención se centra en determinar los modos en que los estudiantes
pueden obtener sus necesidades educativas dentro de los marcos normales
y naturales existentes. Fomento de una red de apoyo natural. Las aulas inclusivas tienden a fomentar las redes de
apoyo naturales. Hay un énfasis en los sistemas de tutoría entre compañeros,
círculos de amigos, aprendizaje cooperativo y otras formas de poner a
los estudiantes en contacto mediante relaciones naturales continuas y de
apoyo. También hay un énfasis en que los profesores y el otro personal
escolar trabajen juntos y se apoyen mutuamente a través de la
colaboración profesional, la enseñanza en equipo, los equipos de ayuda
a los profesores y estudiantes, y otras disposiciones cooperativistas. La cooperación
y la colaboración con actividades igualitarias más que con actividades
independientes y competitivas son promovidas, generalmente, entre los
estudiantes y el profesorado. Se asume que las relaciones naturales y de
apoyo en las que los individuos del aula y de la escuela se ayudan y se
apoyan mutuamente como iguales, amigos o colegas, son importantes para
proporcionar apoyo profesional de "expertos". Centrando la
atención en el apoyo natural, dentro de la clase, ayudamos a
relacionarse a los estudiantes y a los profesores en relaciones
continuas e igualitarias que facilitan el desarrollo de una comunidad
que apoya. Acomodación en el aula. Cuando hace falta la ayuda de "expertos"
venidos de fuera para satisfacer las necesidades de un estudiante, el
sistema de apoyo en el aula y el curriculum son modificados para ayudar,
no sólo al estudiante necesitado, sino también a otros estudiantes en
el aula que se pueden beneficiar de un apoyo parecido. Por ejemplo, si
hay un especialista en problemas auditivos dentro del aula para ayudar y
apoyar a un alumno, el profesor podría usar su experiencia para
organizar la clase y usar métodos y equipos para que toda la clase se
pueda beneficiar de la estimulación auditiva disponible. Además, un
especialista de este tipo puede ser de ayuda para desarrollar un
curriculum de signos básicos del lenguaje para que ayude a la clase a
comunicarse con una serie de personas. Así, mientras que las
necesidades del estudiante o estudiantes con dificultades auditivas serían
la preocupación del especialista, la meta del profesor sería usar la
experiencia del especialista para beneficiar a toda la clase. De forma
parecida, en las aulas inclusivas, el psicopedagogo podría ayudar a
diseñar, adaptar y ofrecer un asesoramiento y una evaluación del aula
apropiadas a las necesidades de los estudiantes más que a comprobar,
clasificar y etiquetar a cualquier estudiante en particular. Así, otras
formas de ayuda y apoyo en el aula serían: Autorización. En
muchas situaciones de aula, el profesor es la fuente principal de apoyo,
resolución de problemas y de información. En un aula inclusiva, esto
es diferente, el profesor suele ser un elemento facilitador del
aprendizaje y de oportunidades de apoyo. Hay un cambio que pasa de
otorgarle el control total y la responsabilidad de todo lo que ocurre a
delegar la responsabilidad del aprendizaje y apoyo mutuo en miembros del
grupo. El papel del profesor es el de autorizar a los estudiantes para
que proporcionen apoyo y ayuda a sus compañeros y para que tomen
decisiones acerca de su propio aprendizaje (Villa y Thousand, 1995). La
destreza de todos los miembros de la clase para compartir y aceptar la
responsabilidad de aprender, además de la habilidad del profesor para
promover la autodirección y el apoyo mutuo entre compañeros, son
necesarias para sacar partido de la diversidad del potencial de
aprendizaje y de la enseñanza. Promover la comprensión de las diferencias
individuales. Los profesores en las aulas
inclusivas hacen un esfuerzo consciente para guiar a los miembros de sus
clases hacia el entendimiento y la utilización de sus diferencias
individuales inherentes. Esto es esencial para un buen desarrollo de la
propia confianza, el respeto mutuo y un sentido de comunidad y apoyo recíproco
en el aula. Las
actividades y proyectos que promueven un entendimiento de las
diferencias individuales y el valor de cada persona son un enfoque para
crear la comprensión y el respeto por la diversidad. De forma similar,
al animar la discusión sobre la individualidad y las contribuciones de
la gente con características diversas podemos proporcionar un estudio más
global del tema. Sin embargo, el interés de estudio de la diversidad
debería basarse en los aspectos positivos y en cómo se pueden
aprovechar para intensificar el funcionamiento del grupo, más que en
las diferencias individuales, tales como las desventajas o
discapacidades. Flexibilidad.
Debido a que las escuelas inclusivas suponen un enfoque emergente, para
dirigirnos a las diversas necesidades de los individuos dentro de los
marcos escolares naturales, la creatividad y la amplitud de miras han
sido necesarias entre los miembros de las escuelas para conseguir el éxito.
Las personas involucradas en las escuelas y las aulas inclusivas han
reconocido que no hay una respuesta simple y universal para todas las
preocupaciones en todos los lugares en todas las épocas. Por esta razón,
la flexibilidad es un elemento clave en las actividades dentro del aula.
La flexibilidad que se discute aquí no implica una falta de estructura
o dirección, sino una aceptación y adaptación para cambiar cuando sea
necesario. Ahora
sabemos por experiencia que se puede incluir a todos los niños en aulas
si se realiza un esfuerzo para darles la bienvenida, para promover la
amistad y para adaptar el curriculum y las práctica docente. Sin
embargo, la inclusión no es fácil, siendo de vital importancia que los
adultos no tomen la vía fácil, eliminando o excluir a estos alumnos,
sino que busquen soluciones para conseguir con éxito una inclusión
plena.
De los
principios que dan entidad a la educación inclusiva queremos destacar
los siguientes: * Clases
que acogen la diversidad La inclusión
implica establecer y mantener comunidades escolares que den la
bienvenida a la diversidad y que honren las diferencias. Los profesores
que se preocupan de crear aulas en las que todos los estudiantes se
encuentren totalmente incluidos, tienden a enfatizar la atmósfera
social en el aula, sirviendo como ejemplo y enseñando a respetar las
diferencias. Los mismos estudiantes que aprenden que "un niño usa
un tablero para comunicarse porque es incapaz de hablar", pueden
aprender rápidamente que en el aula se pueden leen libros de diferentes
niveles sobre el mismo tema. Las
discusiones abiertas acerca del prejuicio, los estereotipos y la exclusión
tienen el potencial de mejorar la atmósfera del aula para todos los
alumnos, llegando a conclusiones tales como: no juzguemos a la gente por
su apariencia, busquemos rasgos en común, etc. La inclusión
y el respeto por la diversidad no son principios limitados a los
estudiantes con discapacidades o a los estudiantes con talento; las
diferencias de raza, religión, etnia, entorno familiar, nivel económico
y capacidad están presentes en todas las clases. En las aulas
inclusivas, los compañeros pueden aprender y ayudarse entre sí en
todas estas dimensiones con una instrucción eficaz y un apoyo fuerte. * Un
Curriculum más Amplio. La inclusión
significa implementar una modalidad de curriculum multinivel. Enseñar a
una clase resueltamente heterogénea implica cambios profundos en la
naturaleza del curriculum (Stainback y Stainback 1992). Los profesores
de clases inclusivas se están alejando consistentemente del rígido método
de enseñanza frontal basado en un libro de texto, y se están moviendo
hacia el método de aprendizaje cooperativo, la instrucción temática,
el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la valoración
auténtica. Por ejemplo,
un grupo de profesores se sienta para planificar una lección de sexto
curso de Primaria sobre España. Usando el mapa de España, como punto
de partida, hacen una puesta en común de ideas aplicables a la lectura,
escritura, ortografía, resolución creativa de problemas, ciencias,
estudios sociales, arte, música, teatro y matemáticas. Sus ideas
incluyen dramatización, investigaciones cooperativas en grupo sobre
varios temas, construcción de diagramas y creación de murales,
escribir canciones y bailes, hacer viajes al campo, escribir cartas a
los funcionarios estatales para investigar sobre la legislación,
planificar un viaje calculando el kilometraje y los gastos, etc. Estas
actividades, al tener muchas modalidades y estar centradas en el niño,
son interactivas, participativas y divertidas. No sólo están
relacionadas con las disciplinas tradicionales, sino que también
incluyen desafíos académicos y cognitivos en muchos niveles. Dentro de un
curriculum amplio tal como éste, es más fácil incluir a alumnos con
necesidades educativas variadas. Así por ejemplo, en esta misma
actividad, un niño con parálisis cerebral que está trabajando sus
habilidades motoras, puede recortar y pegar señales sobre el mapa de
España. Otro, llegado de Marruecos recientemente, aprende lo mismo que
los demás acerca de Espeña, a la vez que enseña a la clase los
equivalentes de "ciudad", "pueblo", "río",
en árabe, etc. Un grupo pequeño está preparando una actuación sobre
la historia de España, analizando sus diferentes pobladores, las
guerras pasadas, las fronteras, las diferentes lenguas, culturas,
personas de otros países que viven aquí, etc. Una alumna, considerada
superdotada, está preparando una hoja informativa sobre el proyecto.
Con esta finalidad, mientras trabaja sus propias habilidades de
investigación y escritura, está entrevistando a sus compañeros y
aprendiendo a escuchar bien a los demás y a parafrasear y transcribir
conversaciones. * Enseñanza
y Aprendizaje Interactivo La inclusión
implica preparar y apoyan a los profesores para que enseñen
interactivamente. Los cambios en el curriculum están estrechamente
ligados a los cambios en su pedagogía. El modelo de aula de un profesor
que trata de satisfacer las necesidades de una clase entera de niños
por sí solo, está siendo reemplazado por estructuras en las que los
estudiantes trabajan juntos, se enseñan mutuamente y participan
activamente en su propia educación y en la de sus compañeros. La
relación entre las aulas inclusivas y el aprendizaje cooperativo está
empezando a ser bastante clara (Sapon-Shevin, 1994); no queremos
estudiantes incluidos en aulas para competir con los demás, sino para
que aprendan con y de otros. El modelo
pasa de ser: "Yo soy el profesor y no quiero ver a nadie
aprendiendo nada si yo no estoy al mando", a ser: "Soy un
profesor, mi tarea es facilitar vuestro aprendizaje, y hay otras treinta
fuentes de conocimiento, apoyo y enseñanza". También se reconocen
las inteligencias múltiples y se las apoya para que los niños
"que ayudan" y los niños "a los que se ayuda" no
sean siempre los mismos. Ningún niño
debería tener que soportar la inflexibilidad, los curriculums
aburridos, la falta de creatividad, la reglamentación excesiva, el
exceso de estandarización y las concepciones limitadas de la enseñanza
y el aprendizaje. La mejora en estas áreas dentro de un contexto de
reforma estructural y coherente dará como resultado una mayor aceptación
y aprendizaje de todos los alumnos. * El
Apoyo para los Profesores. La inclusión
implica proporcionar un apoyo continuo a los profesores en sus aulas y
romper las barreras del aislamiento profesional. Aunque los profesores
están rodeados de gente, enseñar puede ser un trabajo increíblemente
solitario. Una de las señas que define la inclusión es la enseñanza
en equipo, la colaboración y la consulta, así como otras formas de
acceder a las habilidades, el conocimiento y el apoyo de muchas personas
encargadas de educar a un grupo de niños. Muchos
modelos de inclusión hacen extensivo el uso del equipo y de la
cooperación a profesores, terapeutas del lenguaje, terapeutas físicos
y ocupacionales, consejeros, etc. Aunque aprender con éxito a trabajar
con otros adultos requiere a menudo preparación, apoyo y valoración
continua, la naturaleza sinergética de la colaboración adulta es
excitante. Cuando un especialista del lenguaje se convierte en un
miembro del equipo, es capaz de hacer sugerencias no sólo sobre como
mejorar el lenguaje de un niño con necesidades especiales, sino también
sobre cómo incorporar actividades de enriquecimiento del lenguaje en
todos los aspectos de la jornada escolar. A menudo,
los profesores pueden asumir un aumento de responsabilidad en el área
en la que son especialistas o idear servicios cuando tienen
oportunidades y apoyo para integrar tales actividades en sus aulas.
Muchos profesores informan que las modificaciones y los ajustes que han
hecho para un estudiante específico han tenido un impacto positivo en
un grupo mayor de estudiantes; por ejemplo, escribir las palabras clave
en la pizarra antes de una lección ayuda al estudiante con problemas de
aprendizaje y también a los otros. El método de enseñanza ejemplar
que tiene lugar en muchas aulas inclusivas es, a menudo, una función de
la experiencia compartida y de la colaboración de varias personas,
donde cada uno comparte libre y abiertamente sus habilidades y
especialidades. * Participación Paterna. Finalmente,
la inclusión implica la participación paterna de forma significativa
en el proceso de planificación. Los programas de educación inclusiva
han confiado mucho en la información obtenida de los padres sobre la
educación de sus hijos. Po ejemplo, muchos programas educativos para
superdotados también se han beneficiado de los altos índices de
participación paterna (a veces requerida para la aceptación de un niño
en el programa). La Reforma
de nuestro sistema educativo requiere cambios significativos. Y para que
las escuelas asuman la consecución de los mismos, se requiere un gran
compromiso y esfuerzo humano, tanto individual como colectivo. Este
compromiso exige que creamos que cada niño puede aprender y tener éxito,
que la diversidad nos enriquece a todos, que los estudiantes con riesgo
de fracaso pueden superar ese riesgo mediante la participación en una
comunidad donde se puede aprender a aprender. Una comunidad escolar que
se preocupa y conoce que cada niño tiene puntos fuertes y debilidades y
que el aprendizaje eficaz se deriva de los esfuerzos de colaboración de
todos nosotros para asegurar el éxito de cada estudiante. Consecuentemente,
este cambio requiere la reestructuración de la escuela y la búsqueda
de estrategias más eficaces para enseñar a todos los alumnos. Algunas
de estas experiencias nos muestran que: ·. Los
profesores están usando disposiciones heterogéneas y cooperativas de
grupos de estudiantes porque estas estrategias son más efectivas para
el aprendizaje. ·. Como
resultado de tener altas expectativas para todos los estudiantes, muchos
educadores proporcionan a los estudiantes enfoques individualizados del
curriculum, evaluación e instrucción. ·. El
profesorado, los estudiantes, los padres y la comunidad colaboran
mutuamente para diseñar y proporcionar una educación eficaz a todos
los estudiantes. ·. Los
profesores y otros profesionales están dando a los estudiantes la
oportunidad de aprender a pensar y a ser creativos, y no sólo a repetir
la información que han aprendido. ·. Los
profesores facilitan a los estudiantes destrezas sociales a la vez que
participan y se relacionan entre ellos, desarrollando relaciones de
amistad. A medida que
las decisiones de reestructurar la escuela van llegando a más y más
escuelas, la inclusión de alumnos etiquetados como discapaces no se
realiza como una acción separada y distinta; al contrario, ocurre como
algo simultáneo y natural. Las características del movimiento
reestructurativo y de la construcción de escuelas inclusivas son las
mismas: que todos los estudiantes experimenten una educación de
calidad, que satisfaga sus necesidades educativas en un contexto de
justicia y política social. Por tanto,
la inclusión no es sólo para estudiantes con discapacidades, como
indicábamos también anteriormente, sino más bien para todos los
estudiantes, educadores, padres y miembros de la comunidad. La
experiencia nos dice que a medida que las comunidades y las escuelas
acojan el verdadero significado de la inclusión se encontrarán mejor
equipadas para adquirir y aprender acerca de estrategias que cambien un
sistema educativo que sigue siendo segregador, para convertirlo en un
sistema inclusivo con un aprendizaje significativo y centrado en el niño. La inclusión
supone la asistencia de estudiantes a los mismos colegios que los
hermanos y los vecinos, la pertenencia a aulas de educación general con
compañeros de una edad apropiada, la existencia de unos objetivos de
aprendizaje individualizados y relevantes y del apoyo necesario para
aprender. Otra decisión,
ligada al movimiento de una escuela para todos, deberá ser tomada ante
el interés por proporcionar una estructura que ayude a considerar el
contenido del curriculum y las adaptaciones del mismo, al ser esencial
que las consideraciones curriculares tengan un lugar dentro de las
escuelas y las aulas que acogen y valoran la diversidad de los alumnos
escolarizados en ellas. Así pues,
podemos considerar un número de estrategias que faciliten la
existencia de escuelas inclusivas y de comunidades en el aula (Biklen,
1993; Stainback y Stainback, 1992; Villa et al. 1992): * Obtener
el compromiso del profesor. Hoy día, en
la mayoría de programas de preparación de profesores, estos no sólo
no consiguen información sobre la inclusión plena, sino que muchas
veces se les educa para que rechacen y excluyan a algunos niños. Por lo
tanto, es crítico esforzarse para ganar el compromiso del profesor de
enseñanza general hacia la inclusión. Esto incluye su aceptación de
estudiantes excluidos con anterioridad como miembros valiosos e iguales
de la clase. Si el profesor no valora al niño y no lo quiere en la
clase, habrá grandes dificultades para conseguir la inclusión plena
con éxito. A veces, es
esencial hacer que los profesores conozcan experiencias de inclusión y
que participen en talleres o en clases preparatorias. Además, los
profesores deberían tener la oportunidad de llevar a cabo
conversaciones formales e informales con personas entendidas en la
inclusión plena y/u oportunidades para hacer amistad con los niños
(ej.: visitas a casa, salir fuera a comer, ir al cine). En otras
palabras, el profesor necesita entender las razones para una inclusión
plena y llegar a conocer y a aceptar al niño. Esto debe ocurrir al
principio para que la inclusión plena empiece con una actitud positiva
por parte del profesor y continúe una vez que esté en marcha. Desafortunadamente,
además de recibir información antigua e incorrecta en sus
programas de preparación universitarios, muchos de los profesores no
fueron nunca a escuelas con estudiantes que a menudo están excluidos de
las aulas de educación general. Por lo tanto, pueden sentirse inseguros
acerca de cómo comunicarse con ellos o adaptarse a sus estilos y
velocidades de aprendizaje. Deben aceptar, valorar y llevarse bien con
todos los niños. Esto no es
siempre fácil de conseguir y podría suponer un esfuerzo extra al
principio. La discusión de métodos y técnicas tales como adaptaciones
curriculares, círculos de amigos, o la colaboración profesional entre
colegas puede ser de poca ayuda para un profesor que no valora ni quiere
a un determinado alumno en su clase. Además, es crucial que el profesor
sirva de modelo para los estudiantes dando la bienvenida a cada niño e
incluyéndolo en las actividades de clase. Cuando un profesor demuestra
que está contento de tener estos alumnos en su aula, esto puede tener
un impacto tremendo en las actitudes y acciones de los estudiantes. * Los
centros de Educación Especial En E.E. U.U.
el movimiento radical de la inclusión propone la desmantelación de los
centros específicos de educación especial, para terminar con los
programas, aulas y escuelas segregadas. Pretenden que los profesores
especialistas de estos centros se conviertan en profesores de clase, de
equipo, de recursos y faciliten las redes de apoyo dentro de la educación
ordinaria. Quieren aprovechar, de esta manera, la riqueza de los
recursos de la educación especial y de la educación compensatoria
existente. * Seguir
los principios de agrupamiento natural. Se considera
ventajoso establecer clases inclusivas, en las que se acepten sólo a
aquellos estudiantes que son parte natural del barrio donde se encuentra
ubicada la escuela. La finalidad de dicha decisión es fomentar la idea
de comunidad y de máxima integración física, escolar y social. * Establecer
una fuerza de trabajo en la educación especial. Algunas
escuelas que se encuentran promoviendo la puesta en marcha de aulas
plenamente inclusivas han encontrado de ayuda el establecer una fuerza
de trabajo en la educación especial compuesta por profesores, padres,
estudiantes, consejeros, administradores y especialistas. Aparte de
servir como un grupo general de defensa de la inclusión plena, el propósito
de esta fuerza de trabajo es ayudar a todos los individuos involucrados
con la escuela a conseguir un mejor entendimiento del desarrollo y
mantenimiento de una comunidad escolar integrada, atenta e inclusiva.
Para
alcanzar este objetivo, se suelen asignar varios cometidos a esta fuerza
de trabajo. 1) Recoger
información en forma de libros, artículos y cintas de vídeo sobre el
tema de la inclusión. Esto se les puede recomendar y ser compartido con
el personal escolar, estudiantes, padres y miembros del consejo escolar.
Se debería designar una sección especial de la biblioteca para
mantener todo el material compilado. También, al recoger la información,
este grupo u otro personal escolar podría estar interesado en visitar
una escuela o un aula inclusiva en su propio distrito escolar o en uno
cercano. 2) Organizar
y conducir sesiones informativas para los padres y el personal de la
escuela donde la gente entendida y con experiencia en la educación
inclusiva pueda discutir como puede se puede conseguir ésta. Es
importante que los invitados a compartir esta información tengan una
experiencia directa con la inclusión plena. Normalmente, escuchar a la
gente que está relacionada con una escuela donde sus clases se han
integrado con éxito puede ser más "creíble" y efectivo que
oír hablar a "expertos". Algunas escuelas celebran una sesión
informativa para todas las personas que están involucradas en el
proceso -padres, educadores, estudiantes y administradores-, para que
todos puedan participar en la creación de un aula inclusiva. 3)
Establecer un plan que incluya objetivos específicos para alcanzar la
inclusión plena. Este plan suele mostrar la forma de utilizar los
recursos y el personal en educación "especial" para reducir
la proporción profesor/alumno, ofrecer profesores de equipo,
consultores, ayudantes de profesores y/o personas que faciliten el apoyo
dentro de la corriente principal. Al establecer semejante fuerza de
trabajo, los miembros de la comunidad, estudiantes y una variedad del
personal escolar puede involucrarse y enorgullecerse de conseguir una
escuela inclusiva. * Designar
a una persona que sirva para facilitar el apoyo. En las
escuelas inclusivas, los educadores especiales normalmente se integran
en la educación general. Algunos se convierten en profesores de aula o
consultores especializados, otros asumen la tarea de animar y organizar
el apoyo en clases de educación general. Se hace referencia a ellos
como facilitadores de apoyo, profesores colaboradores o profesores de métodos
y recursos (Porter, 1991; Stainback y Stainback, 1992; Villa y Thousand,
1992). Independientemente
de como se les llame, trabajan en colaboración con el personal escolar
para asegurar que se satisfagan las necesidades de todos los alumnos. Y
"colaboración" significa que el que facilita el apoyo, el
profesor, los estudiantes y el resto del personal escolar trabajan
juntos sin que nadie asuma el papel de experto, supervisor o evaluador.
De esta forma, todos se involucran para facilitar el sistema de apoyo y
adaptar la instrucción a las necesidades individuales, en un proceso
colaborativo multidireccional. Cierto número
de escuelas ya han empezado a designar a una persona para que sirva como
facilitador de apoyo, intensificándo los esfuerzos para educar a todos
los estudiantes de las aulas inclusivas. Un objetivo
prioritario del facilitador de apoyo es trabajar conjuntamente con el
profesor del aula y el personal escolar para promover
las redes de apoyo naturales. Los profesores, en colaboración con
los facilitadores de apoyo, promueven la interdependencia entre personas
iguales mediante un sistema de compañeros, un aprendizaje cooperativo y
el desarrollo de la amistad para que los estudiantes aprendan a ayudarse
mutuamente (Stainback y Stainback, 1990). La persona
que facilita la ayuda o el profesor colaborador también funciona
frecuentemente como un localizador
de recursos, ya que no se puede esperar que un profesor de aula sea
experto en todo tipo de asesoramiento posible, de gestión curricular o
de comportamiento. Este papel implica la localización de material y
equipo apropiado, de especialistas, consultores, profesores y otro
personal escolar que sean expertos en las áreas particulares
necesitadas por un profesor y/o estudiante. Por ejemplo,
si un alumno da muestras de un comportamiento que distorsiona el aula,
el papel de esta persona es el de encontrar el tipo de ayuda más
apropiado. De la misma manera, como localizador de recursos, puede
ayudar en el reclutamiento y organización de los ayudantes de clase,
tales como tutores que estén dentro del mismo nivel, paraprofesionales
y voluntarios. Estos
profesores colaboradores o este personal de apoyo también pueden
proporcionar ayuda como profesores
de equipo, facilitando el aprendizaje en su área de experiencia.
Además, a menudo proporcionan apoyo para autorizar a los profesores a
adaptar e individualizar la instrucción para satisfacer las necesidades
únicas de todos los miembros de la clase. Es crucial notar que el
profesor mantiene la responsabilidad de la educación y el apoyo de
todos los estudiantes en el aula, no asumiendo el papel de profesor
personal del alumnos con necesidades especiales. El profesor colaborador
o el facilitador de apoyo actúa como un recurso del profesor, la
familia, el director y la clase como un todo para construir redes de
apoyo y adaptar la instrucción a las necesidades individuales. Cualquier
persona dentro de un grupo del personal escolar podría ser designada
como facilitador de apoyo para asegurar la existencia de esta red. Las
fuentes de facilitadores de apoyo pueden ser antiguos profesores de
educación especial, consultores u otros miembros que han ganado
experiencia en el desarrollo y mantenimiento de las redes de apoyo en la
escuela. A modo de
conclusión sobre todo lo expresado, podríamos decir que la reforma
comprehensiva de la escuela debería tener dos componentes. El primero
es una visión firme de cómo los colegios podrían o deberían ser,
unido a la habilidad para imaginar la escuela de otra forma: una escuela
no estratificada por la habilidad, no sujeta a un curriculum fijo, bien
provista de profesores innovadores y participativos que cuenten con un
buen apoyo. El segundo componente esencial de una reforma escolar
amplia, en oposición a la innovación del programa o al ajuste de la
escuela, es una agenda compartida: la comprensión de que mejorar la
escuela para algunos alumnos debe significar arreglar la escuela para
todos los alumnos. Para
satisfacer las necesidades de todos los estudiantes, los defensores de
la inclusión plena propugnan escuelas que enseñan, estimulan y honran
a los alumnos, para los que han sido establecidas. Si
seguimos con las aulas como las que hay ahora y con los mismos
profesores, con un curriculum como está definido actualmente y con unas
estrategias de enseñanza limitadas a las clases y a la instrucción de
todo el grupo, no es sorprendente que la inclusión no se vea como
posible. Sin embargo, si podemos visualizar nuevos modelos de organización
escolar, del curriculum y de la pedagogía, entonces podemos incluir en
esa visión aulas que satisfagan las necesidades de todos los
estudiantes, incluyendo las de los niños superdotados. Si llegáramos a
ver que nuestro objetivo no es sólo salvar a aquellos estudiantes para
los que la marginación o el fracaso educativo es intolerable, sino que
consiste en asegurar el éxito educativo para todos
los niños, entonces habría otras posibilidades. Ainscow, M.
(1995). Necesidades especiales en
el aula. Madrid: Narcea.
©2000. Pilar Arnáiz Sánchez.
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INCLUSIÓN EDUCATIVA